lunes, 1 de julio de 2013

Introspeccionismo en El Álbum de Medardo Fraile

“Demos vida al inmenso edificio de nuestros recuerdos”.
- Marcel Proust
 
 
El autor de ‘El Álbum’, nos narra la historia de una forma magistral por medio del uso del lenguaje coloquial, pues Medardo no sólo escribe para un público selecto sino para “EL PÚBLICO” (en letras mayúsculas). Por ello, el estilo que caracteriza el relato es sobrio y audaz, restando importancia al carecimiento  argumental. El cuento posee una atmósfera eminentemente triste y desolada, donde en la breve historia el ostracismo es consecuente. Aquí, los parajes vivénciales se ven reducidos en líneas cortas pero profundas y palpitantes que denotan una marcada inclinación hacia la majestuosidad de lo momentáneo. En conjunto, el relato representa una corta apología hacia el ser humano y sus etapas. 
 
Hacia la tarde, una pareja se acomoda en una cafetería, el novio lleva un álbum consigo, dispuesto a mostrarle el contenido a la novia quien espera con ansias la revelación. Lo curioso del álbum despega en la diversidad de figurillas, estas separadas por secciones (“Las Mariposas”, “Las Aves Domésticas”, etc), representando cada sección una suerte de entrada hacia espacios poco conocidos del creador. Son portales hacia pasados jamás olvidados, con depósitos cargados de una mezcolanza de sentimientos, y la única llave: la imaginación a la que conduce cada figurilla.
 
Cada sección de figuras ensancha el tiempo y el tiempo es una situación, el elemento que da vida al alma humana, en el que el alma siente como en hogar como el ave en nido. En el relato el tiempo pesa, pues toca cada sección de figurillas con la profundidad en que se vale una remembranza y he aquí la precisión donde las imágenes expresan la concreción e irrepetibilidad de un hecho real.
 
Por lo que cada conjunto de estampillas son recuerdos distintos que representan etapas de vida, entre alegres, ansiosas, iracundas, tristes y hasta deprimentes. En ese sentido, lo pasado es mucho más real, o por lo menos más estable y duradero que lo presente. La imagen es memoria y las imágenes-pasadas poseen “las maravillas todas del Universo”, el particular vivir del ser humano. A diario enfrentamos al pasado, dándole la cara, e incluso solemos atesorarlo como un objeto metafísico de gran valor. Y en menudas ocasiones los individuos se ven obligados a compartir bosquejos de su pasado para llevar a profundizar una relación con “otro” en un largo viaje al tiempo.
 
Fraile quiere muestra de forma cuasi perfecta el mundo ideal, tal como él mismo lo percibe, y lo siente. No le esconde al lector intenciones ambiguas ni se dedica a jugar con él. Le muestra el mundo tal como a él le parece, en su máxima expresividad. Como el álbum: lo muestra y lo guarda de nuevo.

Fuente:
Medardo Fraile (1964) "El Álbum". En Cuentos de Verdad

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