lunes, 1 de julio de 2013

Borrachera andina desde la mirada de Jung

 
"... parece haber conspirado todos los moradores de la América contra el agua, según rehusan de beberla pura... son inmicsimos del agua, nunca la beben pura sino a falta de sus brevajes, y no hay para ellos mayor tormento que compelerlos a que la beba (castigo que les suelen dar a veces los españoles, y sienten lo ellos más azotes)" (Cobo, 1653)
 
Desde tiempos coloniales hay un evidente rechazo al agua pura del poblador andino, volverse líquido apto al consumo humano requiere un tratamiento técnico adecuado (Saignes,1993), como dejar fermentar en una tinaja alguna planta. Es decir, toma un proceso de transformación convertir algo natural en algo elaborado. La preferencia por la bebida fermentada es la mera mantención de una costumbre tradicional o, como diría Jung, la conservación de un comportamiento arquetípico andino. Este proceso de fermentado, prolongado por el acto de hervir, simboliza la potencia de la vida.  
 
La valorizacion del agua conseguida mediante la fermentación le confiere un caracter socializado, festivo, marcador de la plena humanidad. El sueño de la colectividad (o del incosnciente colectivo) es prolongar al maximo el uso del líquido fermentado cuyo tenor alcohol produce un lenta alteracion psíquica, placer.
 
El concepto de borrachera era usado para calificar las conductas autoctonas de embriaguez recela en seguida el grado de incomprension y de desprecio del Conquistado hacia el "Otro" (Saignes, 1993). La iglesia endemoniaba los eventos festivos, los agentes nacionales e internacionales del estado y del desarrollo los reprobaban por el derroche de dinero, tiempo y energía. Sin embargo, cabe resaltar la hipocrecía social de sus argumentos, pues eran los agentes quienes trafican y despachaan chicha, vino y luego aguardiente en los pueblos
 
Por consiguiente, en lugar de analizar los reajustes socioculturales, los científicos se contenteraon con estigmatizar los sintomas más manifiestos del trastorno social, la toma de estimulantes. La relación con el trago fue encarada bajo una óptica patológica y se volvió monopolio de discursos médicos. Pero debemos recordar que la ebriedad no es lo mismo que el alcoholismo. No podemos confundir un evento festivo de tiempos irregulares con la práctica cotidiana de tomar regularmente. Entonces ¿a partir de qué cantidad y sobre que regularidad se puede tildar a alguien de "alcohólico"?
 
Por tanto el tomar alcohol plantea la relación entre una colectividad y el mundo extra-social. El ebrio "está en su otra cabeza" (del inconsciente colectivo) pues trasciende de su inconsciente personal, según Jung, pasa de una personalid
ad introvertido a una extrovertidad. En su estado él puede ser lo que quiera.
 
Fuentes:
Carl Jung (1921) "Tipos psicológicos"
Tierry Saignes (1993) "Estar en Otra cabeza: tomar en los Andes". En Borrachera y memoria

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