domingo, 30 de junio de 2013

Cinco ideas de la sexualidad freudiana en el salón de clases


1. En todo salón de clases se fabrica un lorna y su maricón. La pregunta que intenta contestar este breve ensayo es por qué. En el aula de clases los personajes del "lorna " y el "maricón" son parte de los mecanismos de proyección activados por los niños-adolescentes. Todos proyectan sus propias ansias y su desconcierto en estos alumnos que por razones a veces arbitrarias -formas corporales, debilidad, "femineidad" , suavidad, etc.- son arrojados a los márgenes de la vida social escolar. La agresividad y crueldad inconsciente que se vuelca hacia ellos expresan una lucha interna considerable, relacionada con presiones culturales, particularmente, intensas en este período.

2. El cuerpo y la imaginación tensionan al niño-adolescente hacia la exploración casi compulsiva; y en tales circunstancias el mundo de los compañeros deviene en un laberinto de emociones, sensaciones, deseos nuevos. Se asirán de la tabla que aparece más clara, segura y poderosa ante sus .ojos: su propio pene. Y desde ese espacio físico e íntimo se relacionará sensual y emocionalmente con su exterior; y ordenará su propio y convulsionado mundo interior.

3. En primer lugar, la irrupción y contaminación de la relación en otro tiempo edípica con nuestra madre: "ese otro niño me está insinuando, al mencionar la vagina de mi madre, que va a jugar sexualmente con ella, con mi madre, así como yo lo hice alguna vez, y como lo hace mi padre". Pero, en segundo lugar, por un mecanismo simbólico de desplazamiento, el otro niño le está diciendo que al jugar sexualmente con su madre puede hacerlo también con él, y que él, de alguna manera, posee también vagina. Al "tirarse" a nuestra madre nos están "tirando" también a nosotros.

4. Todo el escenario escolar descrito, de fetichismo fálico, de teatralizaciones penetrativas, de presencia vaginal -y que como intentamos señalar obedecen a mecanismos de negación (período de latencia), de conjuro y de exorcismo frente a una ambigüedad pulsional y emotiva demasiado amenazante para el púber- tiene como necesario complemento lo que podríamos denominar la "corporización de los fantasmas", y que tiene en el lenguaje psicológico y psicoanalítico el nombre de "proyección".

5. Tanto las ciencias sociales como las humanas, en nuestro país, no han tocado el tema de "la construcción del hombre" porque al parecer consideran que "no es un problema social"; mientras que los trabajos sobre la condición de la mujer tienen, ya, una venerable tradición. Y esto, como se sabe, se debe a la autoimagen que los hombres deseamos proyectar; y que hemos proyectado con éxito. Si nos escondemos a nosotros mismos nuestras fisuras -porque así nos enseñaron-, por qué vamos a revelarlas a la sociedad de las mujeres.
 
Fuente:
Daniel Del Castillo (2001) "Los fantasmas de la masculinidad"

1 comentario:

  1. Wao, es muy bueno este post, el como relacionaste un simple salón de clases con la teoría psicodinámica, indudablemente impensable para algunos. Buen aporte Robert, sin duda es notable tu esfuerzo en estas entradas. Éxitos.

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