Burrhus Frederic (1904-1990) es probablemente uno
de los personajes más importantes del campo científico de la psicología del
siglo XX. Cuando escuchamos Skinner, lo primero que se nos viene a la mente es conductismo,
condicionamiento operante, reforzamiento, ratas de laboratorio. Es casi
imposible que cualquier persona en nuestro pequeño planeta no le suene el
nombre de B.F. Skinner, pues junto a Pavlov y Watson es lo primero que nos
enseñan en nuestros colegios acerca del conductismo -corriente pilar de la psicología
junto al psicoanálisis, cognitivismo y Gestalt. Precisamente, el problema radica
cuando las personas vinculamos en demasía a Skinner con Pavlov o Watson, ahí empieza
la cuestión a tomar y, junto a ello, el sinnúmero de críticas destructivas
gratuitas que en mi opinión no son mas que malas interpretaciones teóricas.
Es irónico pero Skinner lo escribe en el año 1974 en
la introducción de su obra más completa, “Sobre el conductismo” (también conocido para los hablo hispanos como
"Acerca del conductismo"). Y hace referencia a estas modalidades revisionistas que
critican desacertadamente su labor. Tomemos sólo la primera de una lista de veinte anotaciones:
“He aquí,
por ejemplo, algunas de las cosas que usualmente se dicen del conductismo, o
que se dicen de las ciencias del comportamiento. Yo creo que están erradas.
1.
Ignora la
conciencia, los sentimientos y los estados de la mente.” (Skinner, 1974)
…
En primer lugar –hace referencia Skinner-, acerca del viejo cuento
del hombre-autómata: un hombre sin conciencia, sin sentimientos y sin mente. Un cuento
completamente falso sobre el conductismo skinneriano, afirmando tan solo los alegatos que se escriben en la parte
introductoria de su obra. Entonces la pregunta sería ¿De dónde vienen estos
falsos argumentos sobre el conductismo skinneriano? La respuesta es sencilla y
pasaré a explicar lo mencionado por Skinner en susodicho volumen.
Como mencionaba anteriormente, el germen de esta discusión
se sitúa con la historia inicial del movimiento. Como sabemos el personaje que
inició la escuela del behaviorismo fue el psicólogo John Broadus Watson (1878-1958)
quien en 1913 publicó “La psicología tal como lo ve un conductista”. Este libro, que dio el nombre a esta nueva
escuela, afirmaba que la psicología debía reestructurarse conceptualmente como
ciencia orientada sólo al estudio del comportamiento. Como es obvio, la lluvia
de desacuerdos no se hizo esperar, grandes masas de psicólogos en todo el mundo se
manifestaron en contra de esta nueva posición teórica, inclinándose los
estudios psicológicos de aquel entonces a procesos mentales en un mundo mental
de conciencia, una ciencia cuasi filosófica. Aunque más tarde, el propio Watson
admitió que sus afirmaciones eran exageras, esto poco sirvió. Nació un fantasma.
Al parecer, este fantasma reduccionista de Watson
continuó siguiendo a los conductistas hasta estos días. Empero hay que aclarar que en el momento
en que Watson empezó sus estudios conductuales eran pocos los alcances científicos
que se tenían, particularmente del comportamiento humano. Por lo que sus
trabajos se los tomaron como simplistas y obvios, cosa que no se podría ni pensar del marco teórico skinneriano.
No obstante, los trabajos de B.F. Skinner son
sumamente diferentes a la de los conductistas clásicos como Watson y Pavlov, él nunca separó al hombre de conciencia, sentimientos y mente. Todo lo
contrario, los reconoce y los añade a su conjetura teórica.
Señaló que el
cambio en los sentimientos y el cambio en el comportamiento tienen una causa en
común: la felicidad (Skinner,
1974). Afirmando un efecto teleológico dentro de la relación comportamiento-sentimientos. Asimismo, indicó que los sentimientos se representarían como productos colaterales de las condiciones encargadas
del comportamiento. Por ejemplo: la expresión “Amo
a mi mujer” parece ser un informe de sentimientos, pero también implica una
probabilidad de acción. Si "amo a mi mujer” debo realizar un margen de acciones
positivas que reafirmen lo que siento, y que por el contrario si “no amo a mi
mujer” accionaré negativamente. Lo que nos hace pensar que:
“Las cosas que nos hacen felices son las cosas que nos refuerzan, pero son las cosas, y no los sentimientos, las que se deben identificar y utilizar en la predicción, el control y la interpretación.” (Skinner, 1974)
Por lo tanto, según Skinner, el condicionamiento
operante debería ser simplemente un aspecto de la búsqueda de la felicidad del
ser humano, siendo la felicidad un sentimiento, un producto que va a dirección del
refuerzo operante. Por lo que Skinner no niega los sentimientos del hombre, solamente los ve objetivamente a partir de su actuar, de su conducta... lo que me recuerda a ¿el concepto de "Amor" propuesto por Erich Fromm?
B.F. Skinner (1974) “Sobre el conductismo”
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ResponderBorrarGracias Leo. Te invito a que leas el libro, y profundices mas mas el punto de vista skinneriano.
ResponderBorrarMe parece interesante rescatar la postura de Skinner ya que tal vez por caer en el error de generalización se pierde el verdadero pensamineto de Skinner.
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